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SOBRE LA IMPERIOSA NECESIDAD DE VOLVER A “PASAR REVISTA” A LOS SERVIDORES PÚBLICOS DE SEGURIDAD.




Pasar revista es, o era, un término utilizado en el ámbito de las Fuerzas de Seguridad (a imitación de las Militares) para referirse a la verificación y optimización de las tropas, tanto sea para un determinado ceremonial, como para salir a la calle diariamente.


La autoridad competente debe comprobar que los uniformes estén limpios, prolijos, adecuados y decorosos, amén de constatar la formación y demás detalles como: aspecto personal, forma de parada, etc. Este examen era minucioso, para dar finalmente el visto bueno y autorizar la correspondiente salida a servicio.


¡Sí! leyó bien, conjugué el verbo en pasado; hoy, a la luz de lo que apreciamos en la calle, pareciera ser que este aspecto del ceremonial de la Policía Federal (otrora modelo a seguir) y de sus pares como la Polciia de la Ciudad (la más pulida en su comienzo cuando era Metropolitana y ahora mimetizada con el resto) deja mucho que comentar. Claro, hay cada vez menos honrosas excepciones.


Si bien entendemos que el uniforme debía adecuarse al tercer milenio para darle mayor dinamismo al personal, hemos pasado –lamentablemente- del otro lado, llegando incluso, a un descuido poco feliz.


El aseo del personal es, en algunos casos, dudoso. El uniforme no se luce sino que se porta como sea: sin colores adecuados, zapatos sin lustrar y de cualquier modelo. No portan gorra (por lo que no sé cómo se saludan entre ellos, quizás sea con el apellido común de la gran familia urbana), tutean a la gente como si fueran sus amigos. Estan tatuados, con piercing y con el teléfono móvil todo el santo día de servicio. Sinceramente la situación es de un abandono tal que lejos quedan de representar la gloria de las instituciones de las que dependen.


La autoridad competente deberá revisar esta falta de decoro en el personal y tratar de enmendarlo a la mayor brevedad posible, de modo que no siga la caída estrepitosa hacia el abismo de estos últimos tiempos. Regla que también es aplicable a médicos, docentes, funcionarios, entre otros.


La sociedad reclamaba a la mujer en las Fuerzas de Seguridad y se espera de ellas que no pierdan su femineidad. Sobre este particular, es dable agregar que se ha llegado a la convención de llamar comisarias a las damas que lleguen a ese cargo y si bien suena con ruido en nuestros oídos, es correcto tratarlas así.


Recuerde: no alcanza con serlo sino también parecerlo.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Presidente del Instituto CAECBA

Miembro fundador de la Asociación Argentina de Protocolo


@ProfesorGavalda


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