Sobre la banda presidencial
Fue instituida por la Asamblea General de 1813 el 26 de enero de 1814, cuando se reforma el estatuto provisorio de las Provincias Unidas. Esta reforma transforma al Poder Ejecutivo tripartito en unipersonal, colocándolo a cargo de un Director Supremo, quien tendrá el tratamiento de excelencia. Según el artículo 3º como distintivo de su elevada representación llevará una banda bicolor, blanca al centro y azul a los costados, terminada en una borla de oro.
Una banda similar lucían por entonces los generales en campaña, de modo que el 25 de febrero de 1818, el Congreso -que ya sesionaba en Buenos Aires- las diferencia en su artículo 2º, disponiendo que todos los que deban o puedan traer bandas, la usen del modo ordinario y acostumbrado, mientras que la que sirve de divisa al supremo director, tendrá como signo privativo, un sol bordado de oro en la parte que cruza desde el hombro hasta el costado, de modo que caiga sobre el pecho y se haga bien visible.
Históricamente los Presidentes argentinos la utilizaron en la disposición de colores establecida desde su inicio, pero el adorno principal en su centro muto de diferentes maneras con el Escudo de Armas nacional con pedrería, cañones, banderas, etc. entre ellas una de gran lujo que perteneció al presidente Julio Argentino Roca.
El decreto 10.302 de 1944, al establecer los patrones de los Símbolos Nacionales (normativa aún vigente), la ratifica en su artículo 4º:”...la banda que distingue al Jefe de Estado, ostentará los mismos colores (celeste y blanco) en igual posición, y el sol bordado de oro de la Bandera oficial. Esta insignia terminará en una borla de oro, sin ningún otro emblema". Desde entonces las bandas de los Presidentes han sido unificadas estéticamente, llamándolas equivocadamente atributo presidencial, que si bien es cierto es privativo y singular del Jefe de Estado, el Gral. Edelmiro J. Farrell en el Decreto de marras la eleva a Símbolo Patrio, instancia que debería legislarse y enmendarse prontamente para quitarla de esta jerarquía y colocar en su lugar a la Escarapela Nacional que hoy es reconocida como un simple distintivo patrio.
En el año 1984, por el Decreto 459, procura la adecuación del símbolo a una razonable austeridad, sin perder jerarquía, y dispone que el sol y la borla no sean bordados en oro, sino confeccionados "con hilos con baño de oro de óptima calidad y máxima inalterabilidad en el tiempo".
Los símbolos de poder (como muchas otras cosas) han sido pensados por y para los hombres, pero las mujeres han llegado a iguales puestos que aquellos. Por ende creo que es propicio adecuar ciertos aspectos del protocolo oficial y también social para adaptarlos a la realidad femenina.
¿A qué me refiero?, pues bien la Banda para un Presidente (hombre) se coloca como convencionalmente se hizo siempre, es decir, del hombro derecho a la cadera izquierda, ¿Por qué?, la explicación es sencilla: la Banda recuerda a la correa, tahalí, talabarte o tiracuello con que se sujeta la espada. En el caso de las damas como éstas no portaban ni portan arma alguna deberían cruzar su pecho con una Banda de Presidenta desde el hombro izquierdo a la cadera derecha. Igual pero diferente; porque simbólicamente estaríamos adecuando el elemento a quien lo porta.
Argentina ya dio dos Presidentas, la señora María Estela Martínez y la señora Cristina Fernández y seguramente lleguen muchas más.
Miscelanea: durante la Presidencia del Dr. Carlos S. Menem a instancias de presidir los actos centrales de un 9 de julio en San Miguel de Tucumán, pidió el Jefe de Estado su banda presidencial pero el Jefe de Ceremonial y Protocolo de Presidencia de la Nación se la había olvidado en Buenos Aires por lo que el Dr. Menem tuvo que presidir el ceremonial de estado sin ella, el "ceremonialista" fue puesto a disponibilidad inmediatamente.
Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Presidente del Instituto CAECBA
www.caecba.com
@ProfesorGavalda
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