SOBRE ESTORNUDOS, TOS, BOSTEZOS Y PICAZONES
No hay que sentir ninguna preocupación si en una reunión estornudamos una y otra vez; aunque procuremos evitarlo, es natural que como seres humanos suframos estas incomodidades, como tanta otras.
Lo que sí es importante es que estornudemos con el menor estruendo posible y siempre recurramos al pañuelo. Si después del estornudo hay que sonarse la nariz, conviene hacerlo con el menor ruido posible, de a un orifico nasal por ves. No es adecuado ni apropiado mirar después el pañuelo.
No se dice ¡salud!, entendemos que tácitamente siempre lo deseamos a los demás; esta costumbre quedo en el subconsciente popular cuando la poliomielitis afectó a muchos y era potencial para otros, allá por mediados del siglo pasado. Simplemente se ayuda a la persona a sobrellevar el momento con la mayor serenidad posible y sin hacer ni decir nada que llame la atención.
Para sonarse la nariz estando próximo a otra persona o, especialmente en la mesa, se hace un giro con el cuerpo para apartarse un poco, pero solamente un poco. Luego se dobla rápidamente el pañuelo, pero sin pretender plegarlo como estaba antes de utilizarlo.
Al toser o bostezar se tapa la boca con el revés de la mano izquierda; nunca con la palma sobre la boca. La razón: dejaremos la manita derecha libre de toda circunstancia dado que es ella con la que mayormente saludamos y nos hacemos de las cosas. Se termina la acción con naturalidad, pidiendo perdón suavemente, casi sin que se nos oiga.
Todo tipo de ruidos corporales suelen ser muy molestos para quienes los escuchan: articulaciones que crujen o se hacen crujir –como la de los dedos-, carrasperas, toses, bostezos y taconeos, resultan inoportunos e inconvenientes. Recuerdo una máxima de mi Madre que es nemotécnica y es bueno para tener siempre en cuenta: “cuanto más ruido hace una persona más ordinaria es” incluye el ejercicio de ingerir alimentos y bebidas.
Respecto a la picazón, la regla básica –como sé que intuye Usted fiel lector- enseña que rascarse en público es incorrecto, estéticamente feo y desagradable para los forzados espectadores. Debemos resistir esos picores y evitar rascarse ante otras personas.
Otros gestos semejantes, y que debemos igualmente evitar, son: rascarse la cabeza, bien sea con los dedos, o con algún elemento; tocarse la nariz o la oreja; morderse las uñas; introducir el dedo en la oreja o en la nariz. ¡Un espanto! Quiérase y respétese en público y en privado, solo así los demás sabrán respetarlo también.
Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
@ProfesorGavalda
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