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SOBRE EL LAVADO DE LA BANDERA NACIONAL ARGENTINA



La simple mención de algunos temas roza el sacrilegio. Debemos pensar en el símbolo como algo que físicamente existe; esplendente cuando nuevo pero que a través del tiempo se va deteriorando y ensuciando.


Limpio y nuevo nos encanta y cuando se deteriora por completo, las normas de ceremonial tradicionales y consuetudinarias son suficientes:


a) la Bandera de Ceremonias, de larga vida, se guardará en una caja o urna de cristal, con una placa o leyenda que indique su período de uso. Ella nunca se lava.


b) la Bandera de izar, de pronto deterioro, terminará incinerada en recoleta ceremonia, con la presencia de las autoridades del lugar por ejemplo del director, el abanderado, el maestro y el grado de mayor antigüedad, en caso de tratarse de una escuela. Las cenizas serán colocadas en una urna y enterradas debajo de un árbol mirando al éste, es decir por donde nace la vida como símbolo del anhelo de que vuelva a resurgir. En algunas instituciones se coloca junto a la urna o cajita mensajes para ser leídos en un futuro, objetos de uso cotidiano y simbólico también como monedas, etc.


Entre estos extremos, se encuentra el problema de las Banderas de mástil ennegrecidas por el hollín, la suciedad ambiente y su roce con mástiles y balcones; lamentablemente la mayoría que flamea en las ciudades; ¿es respetuoso mostrarla en ese estado? o visto de otro ángulo: ¿es falta de respeto su lavado?.


La respuesta es la siguiente: si la Institución tiene recursos comprará una nueva y hará tremolar un símbolo pleno y representativo de la majestuosidad de la Nación. Si no los hay o bien no se puede adquirir con facilidad como sucede en las grandes metrópolis es decoroso devolverle su esplendor perdido a través del lavado.


Restaurar es devolver a una cosa el grado de excelencia que antes tenía, y todos celebramos el recupero de una obra de arte. El mismo Vaticano no dudó, cuando hizo restaurar la Capilla Sixtina por técnicos japoneses.


La forma de hacerlo con el paño de una bandera es el lavado, y si le damos el valor de una restauración y respeto, cabe formular que el homenaje más respetuoso que le podamos rendir, será mostrar a nuestra Bandera de mástil en su mejor condición de limpieza.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Presidente del Instituto CAECBA

www.caecba.com

@ProfesorGavalda


 
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