REGLAS DEL FUMADOR EDUCADO
Hasta hace unas décadas el hecho de fumar constituía un signo de distinción social. Hoy en cambio, con las poderosas campañas anti tabaco, fumar es un hábito dudosamente mirado por la sociedad en su conjunto, por lo que se debe ser especialmente cuidadoso cuando se es fumador.
Las reglas que hoy comparto con Usted, fiel lector, son una guía para aquella persona que tiene la costumbre compulsiva de fumar. Por ende quien fuma debería: asegurarse de fumar solo en lugares donde está autorizado.
Es signo de mala educación fumar en museos, iglesias, teatros, ascensores, bibliotecas, cementerios y en todos los lugares públicos cerrados. Tampoco se debe fumar en espacios cerrados o reducidos. En los lugares públicos cerrados siempre prevalecerán los derechos del no fumador.
Si varias personas han de compartir un espacio (por ejemplo, el laboral) el fumador debe pedir permiso a los demás: en caso de una respuesta negativa, lo más correcto es la abstención.
El fumador evitará hacerlo en lugares donde se encuentren niños, enfermos o embarazadas. En el caso de ser invitados, se debe pedir autorización al dueño o dueña de casa antes de encender un cigarrillo.
Al momento de ser presentado, no es correcto estar fumando.
Al encender un cigarrillo, si se está acompañado de otras personas, se ofrecerá y encenderá el cigarrillo de los demás y luego el propio. Es un gesto de cortesía hacia una dama encender su cigarrillo.
Se debe tener cuidado de no dar bocanadas de humo sobre los demás.
Nunca se debe fumar entre plato y plato. Se debe esperar hasta el postre o, como mínimo, a que todos los comensales hayan terminado de comer.
La colilla se apagará con un gesto firme y decidido, procurando que no siga humeando.
Debe evitarse tirar las colillas al suelo. Lo más sensato es pedir un cenicero. En general, en lugares en donde no hay ceniceros a la vista, no está permitido fumar.
Además de lo antedicho, conviene recordar ciertas normas establecidas en el ámbito laboral:
No es de buen tono ingresar en una oficina fumando.
Al entrar en la oficina de una persona de mayor jerarquía, no es correcto encender un cigarrillo antes de que la otra persona lo haga.
No es adecuado hablar con un cigarrillo en la boca, ya sea que esté encendido o apagado.
El protocolo indica que la mujer no debe fumar en la calle.
En una reunión extensa hay que tener en cuenta vaciar de tanto en tanto los ceniceros para que no estén muy llenos. Previamente se deberá proponer no fumar.
No se debe fumar sosteniendo el cenicero en la mano.
No se debe tirar la ceniza del cigarrillo o del cigarro ni en la taza ni en el plato del café.
En el caso de los puros y las pipas, se impone dar algunas recomendaciones más: su fuerte aroma no lo hace muy indicado para algunos momentos o lugares. Nunca en el trabajo ni en espacios reducidos.
Los puros deben encenderse con cerillas de madera o con la típica madera de cedro en que vienen envueltos.
No resulta muy elegante morder la punta del puro: si no se dispone de un cortapuros se debe proceder a cortarla discretamente.
La vitola debe retirarse antes de encenderlo.
En el caso de fumar en pipa, es conveniente llevar un pequeño recipiente para vaciar el contenido de la cazoleta.
Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Presidente del Instituto CAECBA
www.caecba.com
@ProfesorGavalda
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