PROPINA: CUÁNTO DEJAR SI CORRESPONDIERE Y CÓMO
Conocemos como ‘propina’ a un dinero que se da voluntariamente, y con el que se quiere agradecer y recompensar a alguien por la realización de un buen servicio prestado: al mozo que nos atiende en un bar o restaurante, al taxista, y otros casos mas aunque no son frecuentes de ver.
Esta gratificación es voluntaria, aunque cada vez son más los lugares en los que se incluye en la cuenta a pagar. Por ejemplo dejar propina en los Estados Unidos de Norteamérica viene a ser una práctica obligatoria, debido a los bajos salarios que tienen la mayoría de trabajadores que se dedican al sector servicios, algo similar sucede en Argentina. Más en algunos lugares al emplear camareros se les hace saber que el sueldo fijo será de tanto más una suma similar o superior que dejarán los clientes.
Hay diversas conjeturas sobre cuánto dejar de propina, en tiempos de crisis más. Ciertamente no hay nada estipulado que regle impulsos de generosidad y agradecimiento, algunos hablan de un 15 % al estilo norteamericano, otros entre los que me incluyo, optamos por una cifra redonda para poder realizar las cuentas mentalmente sin complicaciones; 20 % es lo ideal pero un 10 % es mejor que nada.
Hay países que en sus costumbres no albergan la idea de dejar propina alguna, lo toman como una ofensa, tal es el caso de Japón y Paraguay.
En Argentina en el año 1946, a través de un decreto ley, se prohibió la percepción de propinas por parte del personal gastronómico. En su lugar surgió otra figura, denominada “laudo gastronómico” agregaba a la consumición del cliente, que luego se distribuía entre todo personal interviniente en el servicio. Hoy en algunos lugares subsiste a través la denominada “caja o propina de empleados”, una recaudación en común para luego ser compartida. Pero en 1980 se derogó esta disposición por lo tanto otra vez la propina volvió a ser voluntaria, y en ese contexto estamos.
Como gran gesto de caballerosidad la propina debe ser entregada en la mano del trabajador y no dejada en la mesa, despectivamente quizás, como se ve en algunos restaurantes o confiterías del país. Sumo a esta elemental expresión de cortesía el entregar, dentro de lo posible, la propina antes de comenzar con el servicio, así me lo trasmitió mi Padre don Ricardo Alberto, XXXVI conde de Gevaudan. Quien al ser habitué de un determinado lugar, gratificaba al personal al comienzo para sí incentivar su atención para con él, y les aseguro que el recurso funcionaba muy bien.
De papá también aprendí que en la propina una deja entrever quién es, es decir, si se es un Señor y un aspirante a serlo.
Por último traigo como colofón el origen etimológico del término ‘propina’ que proviene del latín bajo ‘propina’ y éste a su vez del vocablo ‘propināre’ utilizado para referirse al acto de dar dinero a alguien con la intención de que fuese a tomar un trago a la salud del que se lo ofrecía (dar de beber). Al latín llegó desde el griego ‘propinein’: ‘pro’ (antes/para) ‘pinein’ (beber) que acabó significando ‘para beber’.
Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Presidente del Instituto CAECBA
@profesorgavalda
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