NOSOTROS Y LAS FIESTAS

Hemos comenzado un nuevo año y junto con el (en estas latitudes del cono sur del globo) el tiempo de vacación.

En parte por ello y en parte porque desde hace mucho tiempo que no comparto los pensamientos de mi Madre (mi Maestra en el arte del ceremonial social) he decidido, con su permiso improbable lector, avanzar trascribiendo los escritos de Cultura Social de doña Antonia Mercedes. Borrador que bosquejó allá en el inicio de los años 70, cuando yo era un niño.

"La vida nos ofrece numerosas ocasiones de festejar momentos felices. Pero `festejar´ no quiere decir necesariamente `tirar la casa por la ventana´.

Compartiré con Ustedes mi pensamiento sobre algunas fiestas que todas las familias celebran, y las reglas para llevarlas a cabo con éxito. De las tres que mencionaré seguidamente, sólo la tercera era de celebración multitudinaria; las dos primeras no, pero no puedo dejar de reconocer que actualmente sí, a tal punto, que en muchas oportunidades solo son un pretexto de mayores para reunirnos.

El bautismo:

Tradicionalmente no hay ninguna obligación de invitar gente, de servir bebidas o aperitivos..., en fin, de hace nada especial. Tampoco hay obligación de visitar a la mamá de un recién bautizado si no nos une a ella una estrecha amistad. De todos modos, se usa "participar" el acontecimiento a las relaciones y parientes.

Las tarjetas se pueden conseguir en cualquier respetable imprenta. Lo corriente es que los participantes sean los propios padres o bien ellos en conjunto con los padrinos.

La primera Comunión:

Debe celebrarse en la intimidad familiar, y se participa por nota a las amistades más íntimas, por teléfono o de palabra.

La primera Comunión no es un acontecimiento social sino íntimo, religioso, trascendente. Lo cual no impide que le niño invite a sus amiguitos a un chocolate seguido de una actuación de magos, payasos y otros especialistas en entretenimientos infantiles.

Si hay que hacer un regalo al niño éste debe ser de carácter religioso o de uso personal.

El casamiento:

Una comida de casamiento... bueno, es algo serio. Debemos pensar si se trata de una gran comida, para muchas personas, o de algo íntimo y reservado. De acuerdo a esa y a nuestras posibilidades habrá que proyectarlo todo.

La costumbre de celebrar esa comida en la casa de los padres de una de los contrayentes ha pasado de moda, cosa lógica dada las condiciones de vida moderna. Las fiestas de casamiento se hacen en salones especialmente alquilados, normalmente, y lo más común es que se contrate también todo el servicio correspondiente (comida, organización, mozos, etc.).

A la sobremesa, en algunos casos, suele seguir un baile. Nade de esta tiene carácter de obligación formal: actualmente las costumbres sociales no son rígidas y no constituyen un pretexto meramente social, sino que se llevan a cabo para celebrar realmente una ocasión feliz".

Antonia Mercedes Castro de Gavaldá

IIª condesa de Ituarte

IIIª Presidenta honoraria del Instituto CAECBA

Continuadora del método de enseñanza de ceremonial y protocolo "Condesa de Ituarte"

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