EL DISLATE PROTOCOLAR DE LA CÁMARA BAJA
El tiempo pasa y el dislate del protocolo observado en el Congreso Nacional continúa.
Así lo evidencia el Pabellón drizado que solo y descuidado parece no importante a nadie.
Hace años que señalamos, en todas las tribunas posibles, sobtr el inexacto ceremonial oficial que viven los Poderes del Estado y el mal ejemplo que difunden.
Lo diremos hasta el cansancio: la Bandera Nacional no puede ni debe ser utilizada como "símbolo" de inicio o cierre de ninguna sesión. Si no encuentran otra forma original y solemne de marcar apertura de sesiones, les recomiendo -humildemente- que en vez de continuar con la barbarie protocolar que señalamos, se proceda a leer el Preámbulo de la Constitución Nacional o bien se entonen las estrofas del Himno Nacional con la Bandera Nacional de ceremonia ya puesta en su pie y en el lugar de honor del recinto.
El Himno Nacional no fue creado para acompañar el izamiento del Pabellón. Así hacerlo desjerarquiza uno en beneficio del otro. Más, un mástil bajo techo no tiene lógica alguna que lo avale.
El remate del disparate y absurdo protocolar que señalamos es ver como se espera la conformación de un quórum dejando drizada la Bandera como un "trapo" al que nadie atiende ni respeta hasta el momento de "cuadrarse" de patriotismo ficticio y aparente, cuando el público aparece o la trasmisión inicia.
Es en estos recintos superiores donde debe cundir el ejemplo cívico para que un pueblo ya bastante alejado del ceremonial y la tradición protocolar retorne a la cordura cívica.
A los ceremonialistas de entes oficiales, empleados con sueldo del erario público, les compete aconsejar y guiar a los funcionarios hacia el decoro y respeto a los Símbolos Patrios. Lo contrario los deja al descubierto como preclaros incompetentes y abúlicos ceremonialistas.
Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Presidente del Instituto CAECBA
@ProfesorGavalda
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