EL CEREMONIAL EN LA CORTE DEL SEGUNDO IMPERIO MEXICANO
Su Majestad Imperial Maximiliano IIº Emperador de México, civilmente Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena, nacido Archiduque de Austria, fue soberano entre 1864 y 1867 y mas allá de las avatares geo-político-heráldicos que debió enfrentar soñó con su propio imperio.
Así fue como antes de pisar tierra americana, entre otras disposiciones, reconoció a la antigua nobleza de la Nueva España al expresar: “Los Títulos de Nobleza de las antiguas familias serán reconocidos”. Y limitó los baronados a no más de 20, mientras que las mercedes de condes y marqueses, en su conjunto, no deberían exceder el número de 10.
En su viaje desde Europa a su nueva patria redactó el “Reglamento Provisional para el Servicio de Honor y Ceremonial de la Corte” adaptando de este modo aquel que conocía precedentemente en su calidad de miembros de la Casa de Habsburgo; un protocolo debemos decir de puro tinte español, jerarquista y piramidal, cuya etiqueta condicionaba el acceso al soberano.
Ya en ejercicio de su mando el reglamento dejó de ser provisional para llevarse a la práctica y compendiarse en 600 páginas entre textos, planos y dibujos que fueran editados por primera vez por la imprenta de J.M. Lara de la calle de la Palma número 4.
Para aquel que aún no lo conoce puede tomar contacto con el en: https://scholarship.rice.edu/.../26931/1/aa00034.tei.html y en http://www.cmmayo.com/max-reglamento-de-la-corte-main.html
Maximiliano y Carlota utilizaron con inteligencia la naciente industria de la fotografía e hicieron de su imagen un sello distintivo; antes de llegar a Veracruz donde desembarcaron sus súbditos ya conocían sus rostros. Hábiles por cierto.
El Emperador de los franceses Napoleón IIIº por su parte les regala un servicio de mesa de 4938 piezas fabricado por el orfebre Charles Christofle, proveedor oficial imperial desde 1855, una empresa aún existente y fue y sigue siendo símbolo de refinamiento a la hora de comer.
El futuro Emperador había diseñado en Miramar su castillo en Trieste, Italia, el escudo de la nueva dinastía y había enviado a fabricar su carruaje principal a la firma Cesare Scala de Milán, Italia quien en 1864 elaboró el carruaje imperial que ilustra este pensamiento y cuya fotografía corresponde al autor.
La carroza de estilo barroco está decorada con molduras de plata y bronce, esculturas de niños, ángeles y grifos y sobre todo con el Escudo Imperial que se apoya en la inscripción que fue lema del Imperio “Equidad en la Justicia”.
Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Presidente del Instituto CAECBA
@ProfesorGavalda
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