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CONDECORACIONES: GRADOS Y ETIQUETA


Las Ordenes de Caballería, y por consiguiente las devenidas Condecoraciones, tienen una regla o constitución que las regula y dan vida; así mismo poseen distintos grados o jerarquías que, a imitación del tiempo en que fueron militares, son llamadas de modo castrense.


Seguidamente trato someramente sobre los mismos, presentándolos de modo decreciente, puntualizando las generalidades de su etiqueta, estética y uso. Recuérdole estimado lector que las Órdenes o Condecoraciones pueden tener menos que seis grados, pero nunca mayor a ellos.


Collar: pendiente sobre el hombro, con caída similar por lado de pecho y espalda. Es el más alto grado, aunque hay versiones de Gran Collar que, naturalmente, luce su Gran Maestre. Éste, el collar, lleva eslabones alusivos a la distinción, del cual pende la condecoración. No todas las órdenes lo tienen. Su uso se reserva para ceremonias muy especiales, por supuesto con la vestimenta militar o civil de mayor jerarquía.


Nunca se lleva más de uno y tampoco se comparte con banda de gran cruz. A veces corresponde lucir la miniatura o boutonnière. Vistiendo ropa no formal, según lugar y ocasión, se debe lucir la roseta, sobre canapé de oro fuerte o similar, en el ojal de la solapa.


Gran Cruz: generalmente una cinta de moaré de unos 10 cts. en banda, rematada en la cintura izquierda por una roseta de la cual pende la gran cruz de caballero. Las damas lucen la cinta (que generalmente es más estrecha en su ancho) al revés, es decir: desde el hombro izquierdo a la cadera derecha; el motivo es que una dama nunca porta arma y por lo tanto la banda que imita al tahalí porta espada es innecesario e improcedente.


Si la Orden o Condecoración no dice nada al respecto en su Constitución, muchas veces son lucidas por señoras al modo masculino. Las damas la porta de largo y el caballero vistiendo frac, quien coloca la banda debajo del chaleco, luciéndose únicamente por fuera si el Jefe de Estado o Gran Maestre está presente en la ocasión. Se complementa con la placa, sobre el pecho, lado izquierdo. Es de buen gusto no llevar más de cuatro placas a la vez, en triángulo siendo generalmente 1 arriba 2 y 3 debajo o en rombo, resultando 1 arriba y 2 abajo y 3 y 4 formando la línea horizontal que forma la cruz. En el ojal de la solapa, la roseta sobre canapé, de oro claro o similar.


Gran Oficial: placa como la anterior prendida sobre el pecho, lado izquierdo. En el ojal como anteriores sobre canapé por mitades de oro y plata o similares.


Comendador: porta una encomienda o corbata, consistente en una cinta al cuello, con medalla. Se aprecia mejor en uniforme, ya que en frac, la cinta blanca del moño blanco la oculta parcialmente. En el ojal, la roseta sobre canapé de plata o similar. Ciertas Órdenes la conceden con placa.


Oficial: medalla sobre el pecho, lado izquierdo protocolar, pendiente de cinta con los colores de la orden, y pasador. En el ojal, su roseta es sin canapé de apoyo.


Caballero o Dama: en el primer caso medalla como el anterior, sobre el pecho, izquierda protocolar; en el segundo se coloca en forma de moño con los colores institucionales de donde pende la venera principal de la distinción. No tiene roseta, en cambio una cinta muy angosta, que pasa y vuele sobre el ojal o similar que se establezca representa este grado.


Hay Órdenes con un solo grado, siendo la distinción la función que ese caballero o dama ejerza en la corporación, por ejemplo: miembro del consejo, prior, bailío, comendador, etc.


Debemos hacer una distinción entre Órdenes y medallas, porque las últimas son de índole castrense o numismática. Ellas se colocan colgadas de una cinta que se lleva en la izquierda del pecho, en el uniforme o portando una miniatura en el frac.


Los integrantes de las fuerzas armadas, diplomáticos, etc. pueden lucir, si es que tienen varias medallas u órdenes, representadas ellas y colocadas en pasadores metálicos, preferentemente de oro. Si se colocan varias condecoraciones debe darse preferencia a aquellas de la Nación o corporación anfitriona en símbolo de respeto y cortesía.


En el ojal de la solapa no se debe lucir más de un distintivo. Las condecoraciones no se colocan en abrigos. Quien tuviere el honor de recibir una condecoración u orden oficial de otro gobierno, debe solicitar autorización a su propio gobierno para usarlas; en algunos casos con el aval del Poder Ejecutivo y en otros casos hace falta la autorización del Poder Ejecutivo más la del Poder Legislativo.


La etiqueta solicitada para lucir en estos casos era estricta; en este tercer milenio que transitamos todo es mas laxo, llegándose a lucir Ordenes y Condecoraciones en trajes de calle, hasta en testas coronadas.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro.

Presidente del Instituto CAECBA

@ProfesorGavalda


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